martes, 8 de enero de 2013

Vamos a jugar al recreo

El invierno es genial para jugar en el recreo, sobre todo si ha nevado el día anterior,  pensaba Marcos mirando por la ventana y mirando los nevados columpios al otro lado del patio.
-Este año tenemos que hacer el muñeco de nieve más grande de la historia, le pondremos botones y seguro que Inés la profe que cuida el comedor nos da como todos los años una zanahoria para que le pongamos la nariz. Menos mal que mama me ha dado guantes y gorro porque hace muchísimo frío y sin ellos en cole no nos dejan salir a jugar porque luego nos ponemos todos malos.
Una voz interrumpió sus sueños

- Marcos has terminado ya las sumas?
Marcos despertó de su sueño sin saber que contestar  - Mmmmm no señorita todavía no
- Sabes que hasta que no termines no bajarás al recreo verdad?
- Si señorita ya mismo termino

Marcos no terminó las sumas a tiempo porque volvió a quedarse hipnotizado con la nieve y se tuvo que quedar en clase con otros compañeros que no habían terminado. Roberto su mejor amigo había terminado las sumas y estaba a punto de salir al recreo pero la seño no le iba a dejar porque no tenia gorro ni guantes, así que Marcos le dejo los suyos para que al menos el si pudiera salir a jugar.

Marcos terminó sus sumas casi cuando sus compañeros estaban subiendo, y el recreo ya había pasado pero no le importaba mucho porque sabía que en un rato saldría a comer y ese recreo era mucho más largo y harían el muñeco de nieve.

Llegó la hora de comer y del descanso se puso sus guantes y su gorro y salió al patio dispuesto a hacer el muñeco más grande de la historia del colegio.

El muñeco era gigante tenía nariz de zanahoria, chaleco, y hasta un sombrero que les había dejado la profe de teatro .

La tarde fue mucho mejor, Marcos termino todo a tiempo y sabía que no tenia deberes para casa, pasaron los días y Marcos empezó a sentir unos molestos picores en la cabeza.

 Roberto no llevaba dos días sin ir a clase y también faltaban Cris y Marta , la profe les dio una circular avisando de que había varios niños con piojos en la clase que revisaran las cabezas de todos los niños y que usaran algún preventivo como aceite del árbol del té o aceite de lavanda para evitar que el contagio se propagase .  Marcos ya sabía que era de los piojos y que no era nada malo, cuando sus amigos empezaron a alarmarse Marcos les dijo que no pasaba nada que no se preocupasen que en solo dos horas se podían quitar y que no es malo tener piojos es solo como tener una gripe.

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